Varias son las hipótesis que se han escrito, señalando las mas fundamentadas a franciscanos y a jesuitas. El modo teatral de evangelizar de los franciscanos, es la que parece ser más certera, ya que también cubrieron EL MAPA DE NAVIDAD acompañando a las tropas españolas en su arribo a Chile en 1553. Los franciscanos son reconocidos por la peculiar didáctica evangelizadora que se basa en la representación del pesebre.
La paternidad del bautizo de Navidad, la confirmaría una carta del obispo de Santiago, fray Diego de Medellín (1585), dirigida al rey Felipe II, describiendo uno de sus viajes por el territorio, citando a Navidad entre los pueblos visitados.
Esto permite deducir la paternidad franciscana, ya que los jesuitas, no llegaron a Chile hasta 9 años después (1593).
No obstante, la influencia de los jesuitas en EL MAPA DE NAVIDAD es indudable, ya que habitaron un influyente convento, situado en el vecino Bucalemu (1617) durante 148 años.
Los jesuitas de Bucalemu, también utilizaron métodos participativos en sus populares misiones ambulantes que denominaban «correrías», considerándose precursores del «canto a lo divino», tradición de canto versado, que dió pie al «canto a lo poeta» que perdura en nuestro territorio, a través de la tradición oral, a pesar de no existir un repositorio establecido.
EL PESEBRE VIVIENTE DE NAVIDAD Una tradición local
Actualmente un grupo heterogéneo de vecinos, liderado por Blanca Abarca, «teatrera» de vocación e inspectora del liceo de profesión , ha conseguido rescatar la tradición del «pesebre viviente» celebrándose cada año la noche del 24 de diciembre.